Archive for marzo 2007

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Rock the Casbah

marzo 31, 2007

Este temita de los Clash lo bailábamos hace muchos años (más de los que quisiéramos) en el Club San Jorge. Los más veteranos lo recordarán… Viendo los tiempos que corren, lo veo más que apropiado. Bailen ustedes!

Now the king told the boogie men
You have to let that raga drop
The oil down the desert way
Has been shakin to the top
The sheik he drove his cadillac
He went a cruisnin down the ville
The muezzin was a standing
On the radiator grille

The shareef dont like it
Rockin the casbah
Rock the casbah
The shareef dont like it
Rockin the casbah
Rock the casbah
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Vidas trash 01: Julio Alberto

marzo 28, 2007

Todos tenemos algún momento trash en nuestra vida del cual nos sentimos más que arrepentidos. Algunos, a toro pasado, tienen la inconsciencia de ironizar acerca de su periodo trash y los hay incluso que han hecho de su vida un paréntesis trash del que sólo saldrán para morirse. La vida trash es algo que no todos están capacitados para soportar, es un paso adelante hacia otra dimensión equivalente al fin del mundo tal y como es conocido.

Esta nueva serie se ocupará de personajes que, además de su aportación trash, han incorporado e interiorizado el esperpento en lo más profundo de su ser. Son personas singulares en el más estricto sentido del término, y tal vez excepcionales en la medida de que los planetas tardarán en volver a alinearse para darnos individuos de análogas particularidades, ¿o acaso imaginan ustedes que pueda haber gente en la Tierra que sea igualita a Pancho, Ángel Cristo, Steve Urkel, David Hasselhoff, Susana Estrada, el ruiseñor de las Cumbres, Tino el de los Parchís, Moz o la mismísima Trotona de Pontevedra? Como verán, no son flor de un día sino personajes y modos de entender la existencia que permanecen indestructibles en nuestras retinas.

Cuando uno escucha a un virtuoso del balompié no puede dejar de pensar que el binomio futbolista-borderline es indisoluble, como el matrimonio católico. ¿Qué esperaban ustedes? Es muy espinoso conciliar fútbol con las matemáticas, la geografía o las clases de historia. El futbolista no nace, se hace, y se hace en la calle. Julio Alberto, nuestro cenizo inaugural las pasó canutas antes de triunfar en el mundo balompédico. Hijo de padre tarambana y de madre con facultades mentales mermadas, el carrilero de la muerte tuvo que custodiar desde muy joven a sus hermanos mientras iniciaba su carrera en el Atlético de Madrid (dónde si no, en uno de los equipos más macarras y gafes a partes iguales).

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En 1982 al caciquillo easytear Núñez no le importan lo más mínimo los antecedentes de este leviatán de la mala suerte y saca el talonario para traérselo a la capital del diseño. Su momento de gloria llegó mientras militaba en las filas culés, equipo victimista sin parangón y masacrado por toscos arbitrajes y prensa deportiva que dice apoyarle. Como los toreros, el lateral vivió sus tardes de gloria (grabó incluso un disco) y, por qué no decirlo, también de padecimiento en el marco de una de las peores décadas que el equipo azulgrana es capaz de recordar: secuestros de recios delanteros astur a manos de malhechores habituales, contar con Maradona y Schuster en sus filas y ser incapaces de comerse un torrado, inflamaciones hepáticas inexplicables e impenetrables, perder una final de la Copa de Europa en la tanda de penaltis contra unos rumanos que poco después fueron vistos intimidando al personal en los semáforos, amotinamientos durante concentraciones en hoteles de lujo, finalizar la liga en 6ª posición (algo que no ocurría desde 1942) y la llegada de Cruyff… Read the rest of this entry ?

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Porque lo digo yo

marzo 25, 2007

Si a la trotona de Pontevedra le da por boicotear y prohibir todo lo que se le pone a tiro ahora que no es más que un mindundi, imaginen ustedes de qué será capaz el hipotético día que pueda proceder vía B.O.E.

Reproduzco aquí el artículo de Javier Marías publicado hoy en el suplemento dominical de El País. Cito la procedencia para que los secuaces de la trotona hagan lo que corresponde y permitan que el aire aquí sea un poco más respirable.

Si lo desean en su edición original, este es el link.

Va por ustedes…

Cuando se renuncia a tener razón

Ya saben que los que escribimos aquí lo hacemos con dos semanas de antelación, así que ahora mismo se desarrolla la manifestación del 10 de marzo convocada por el Partido Popular en Madrid (y luego nos dicen privilegiados: nos cae todo aquí, desde los mayores atentados a las más multitudinarias concentraciones de gente iracunda), y se hace difícil sustraerse a las circunstancias. Pero intentaré no ceñirme sólo a la de hoy.

Al actual PP hay que agradecerle unas cuantas cosas, y me limitaré a señalar sus logros desde la oposición, porque si incluyo los de su Gobierno el espacio se me va a quedar chico. Hay que agradecerle, por ejemplo, que haya dado alas a una notable corriente anticatalana en el resto de España, aunque en este asunto contó con la inestimable colaboración de Carod-Rovira y su partido ERC. Pero fue el PP el que, escondiendo la mano, avivó una campaña de boicoteo a los productos catalanes, obligando a los convencidos idiotas a mirar con lupa las etiquetas de cada cosa que compraban, no fuera a estar contaminada. El motivo, lo recordarán, el nuevo Estatut que rompía España, a la cual no se le ve, de momento, más resquebrajamiento que el que propician el PNV y el propio PP. También hay que agradecerle la ola homófoba que desencadenó a cuenta de los matrimonios entre homosexuales, aquí con la ayuda de la Iglesia Católica, a la que, para ser coherente, el asunto tenía que haberle traído sin cuidado, ya que ella no reconoce más matrimonio que el eclesiástico, como quedó bien patente en el caso de la Princesa de Asturias, cuyo primer enlace civil dictaminó el portavoz-lumbrera Martínez Camino simplemente no existía para la Iglesia. En aquella ocasión lo amenazado fue la familia, a la que no se le ve el menor rasguño hasta la fecha. Yo la veo fortalecida, de hecho, con tanta más gente afanosa por formar y formalizar una legalmente, cuando antes se juntaba de cualquier manera, sin la menor responsabilidad. Read the rest of this entry ?

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These things

marzo 25, 2007

She Wants Revenge vienen de California y dejan un cierto regusto eighties flotando en el aire. Por cierto ¿les suena la pelirroja?

There is nothing to see here people keep moving on
Slowly their necks turn and then they’re gone
No one cares when the show is done

Standing in line and its cold and you want to go
Remember a joke so you turn around
There is no one to listen so you laugh by yourself

I heard it’s cold out, but her popsicle melts
She’s in the bathroom, she pleasures herself
Says I’m a bad man, she’s locking me out
It’s cause of these things, it’s cause of these things

Let make a fast plan, watch it burn to the ground
I try to whisper, so no one figures it out
I’m not a bad man, I’m just overwhelmed
It’s cause of these things, it’s cause of these things

The crowd on the street walks slowly, don’t mind the rain
Lovers hold hands to numb the pain,
Gripping tightly to something that they will never own

And those by themselves by choice or by some reward
No mistakes only now you’re bored
This is the time of your life but you just can’t tell

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Familias como la suya

marzo 23, 2007

¿Que por qué me gustan los 80’s? Pues verán ustedes: por muchas cosas. Por lo macarra en cuanto a estética que pudieron llegar a ser, porque vi con mis propios ojos a aberraciones como Durán Durán o Sigue Sigue Sputnik; por Maradona, Julio Alberto y todo ese FC Barcelona repleto de pendencieros; porque los presentadores de TV podían fumar mientras entrevistaban al famosete de turno (al público también se le permitía echar un pitillo), porque Ángel Cristo y Bárbara Rey parecían cándidos en su rosa oligofrenia y eran la pareja trash por antonomasia, porque fue mi década iniciática y, sobretodo, porque aún no se había inventado eso de la corrección política, que no deja de ser otra cosa que el ejercicio imperativo de la autocensura.

En el marco de un país expoliado a manos de su gobierno, como fue el Reino Unido de Margarita Thatcher, surgió una serie de televisión que nada tiene que ver con esas que ven ustedes sobre médicos supuestamente insolentes o de entrañables facinerosos que se fugan de cárceles cool. En 1982 el movimiento de la comedia alternativa inglesa se asoma a las pantallas de televisión disparando contra todo aquello que se mueve con la surrealista «The Young Ones«.

youngones.jpg

Dirán ustedes que asistir a la cotidianeidad de cuatro disfuncionales personajes que comparten techo no es nada nuevo, y en efecto no lo es. Lo que convierte a «The Young Ones» en algo excepcional es su estilo porque no responde de ninguna de las maneras a los clichés o reglas establecidas de la sitcom televisiva sino que tiene más que ver con las tribulaciones del pato Lucas en los cartoons de la Warner. Situaciones bizarras a cargo de personajes no menos bizarros que nada tienen que ver con la trama del capítulo, cameos desde Stephen Fry a Emma Thompson, conversaciones entre zanahorias, nabos y patatas en el interior de la nevera y una actuación musical por capítulo que sí que tiene que ver con la trama. Así podemos ver a Dexy’s Midnight Runners, a Madness o a los mismísimos Motorhead.

Abanderados del absurdo, punks residentes en la ecuación que equipara mala leche a diversión, «The Young Ones» retrata a una familia normal y corriente como pudieran ser los Simpson o los Alcántara. Mike es el padre, en apariencia el menos freak, distinguido, cool y ajeno a cualquier incidencia doméstica porque eso no va con él, el tipo con quien nadie osará meterse, levantar la voz o poner en duda su visión práctica de los asuntos cotidianos. Neil es el hippie, la madre bobalicona a la que todos torean, quien hace de comer, barre, friega, responde al teléfono y carga con lo que haga falta. Rik (también guionista) y Vivian son los hijos adolescentes, Rik en el papel de hermanita histérica y blanco de la agresiva hilaridad de su hermano, esquizofrénico sin conocimiento incapaz de no respetar a nada ni a nadie excepto a Mike. Así que no esperen ustedes trama alguna porque no existe, como la vida misma.

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Going underground

marzo 17, 2007

Tal vez, en los tiempos que corren, sea interesante recuperar canciones como esta de The Jam. Disfruten del fin de semana.

Some people might say my life is in a rut,
But Im quite happy with what I got
People might say that I should strive for more,
But Im so happy I cant see the point.
Somethings happening here today
A show of strength with your boys brigade and,
Im so happy and youre so kind
You want more money – of course I dont mind
To buy nuclear textbooks for atomic crimes

And the public gets what the public wants
But I want nothing this societys got –
Im going underground, (going underground)
Well the brass bands play and feet start to pound
Going underground, (going underground)
Well let the boys all sing and the boys all shout for tomorrow

Some people might get some pleasure out of hate
Me, Ive enough already on my plate
People might need some tension to relax
[me? ] Im too busy dodging between the flak

What you see is what you get
Youve made your bed, you better lie in it
You choose your leaders and place your trust
As their lies wash you down and their promises rust
Youll see kidney machines replaced by rockets and guns

And the public wants what the public gets
But I dont get what this society wants
Im going underground, (going underground)
Well the brass bands play and feet start to pound
Going underground, (going underground)
[so] let the boys all sing and the boys all shout for tomorrow

We talk and talk until my head explodes
I turn on the news and my body froze
The braying sheep on my tv screen
Make this boy shout, make this boy scream!

Going underground, Im going underground!

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Idiosincrasia y temperamento

marzo 16, 2007

Hay noticias que tienen un efecto totalmente contrario al pretendido y que en lugar de provocar sobresalto o estupefacción o ganas de ponerse a pensar sobre el tema, lo que ocasionan es un bostezo que se sucede del trillado «¿Y para eso se gastan la pasta haciendo estudios? Pues ya podrían haberme preguntado y hubiésemos acabado antes«.

Pero, independientemente de la inutilidad de determinados «estudios», es ofensivo tratar de desencadenar alarma social a costa de nuestras raigambres y estilo de vida porque, piensen, qué hay de malo en tomarse una cañita a media mañana o en plan aperitivo con la noble intención de hacer un pequeño break que, sin duda, contribuirá a consolidar las analogías con nuestros compañeros de la oficina. No pensarán acaso que resulta elegante o equilibrado saborear una copa de Fanta al tiempo que se degusta un pincho de tortilla o unos pimientitos asados.

es-cosa-de-hombres.jpgPiensen ustedes qué sería de nuestra pujante industria vinícola (un día será comentado el tema) si osáramos rechazar esa botellita de Rioja cosechero con la que regar el menú del mediodía. Además, si mezclado con Casera mengua el posible efecto nocivo que pueda tener sobre la salud. ¿Y qué me dicen de esa costumbre tan castiza de rematar un copioso menú con un carajillo de Veterano? ¿Nunca han oído hablar de la cultura del brandy? Si es que tratan de cargarse nuestras señas de identidad. Y sí, hay quien después del carajillo se atreve con un chupito de Ballantine’s pero eso, además de ser un atributo diferencial del recio varón español, tiene como función adicional la de licor estomacal.

Las jornadas patrias de trabajo son de las más largas de la UE, eso está documentado y debería de hacernos abandonar los necios complejos que nos asaltan cuando estamos frente a, por decir algo, un alemán, por eso la mejor manera de desconectar tras una dura jornada es tomar un par de rondas de tubos junto a los compañeros de fatigas en el bar de la esquina mientras se pone de vuelta y media al incompetente del jefe o se comenta con algazara la transparencia de la blusa de la de contabilidad.

Una vez en casa, lo más normal es que estén retransmitiendo por televisión un emocionante partido de fútbol de treintaidosavos de final de la copa de la UEFA. ¿Hay algo más reconfortante para un mortal que preparar él mismo su propio gintonic y tomárselo junto a unas almendritas saladas mientras su señora fríe unos calamares para cenar?

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Sí señores, España bebe, y debemos de sentirnos orgullosos porque todo ello no se realiza sin ton ni son sino con conocimiento, ajustándonos a una idiosincrasia y temperamento que descansa en nobles tradiciones y da pie a nuevas fórmulas de realización cultural como son los megabotellones concertados vía sms, amenos eventos en los que se tiene la posibilidad de conocer a la persona con la que compartirán gastos de hipoteca y con la que fundarán una familia española característica.

Así que no se dejen ustedes influenciar por revelaciones tendenciosas que, a buen seguro, estarán orquestadas desde algún ente separatista y sólo tienen como objeto la confusión del personal y la progresiva pérdida de la identidad nacional. Sigan tomándose su sol y sombra en el bar del bloque y recuerden que si se caen del andamio luego, no será a causa del chupito matutino para entrar en calor o del tercio con el que han acompañado el bocata de lomo, será culpa del capataz y el contratista por no supervisar la correcta aplicación de las medidas obligatorias de seguridad.

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La enterada de la clase

marzo 13, 2007

Existen noticias que son como amenazas. Cuelgan como una espada de Damocles pero nadie repara en ellas hasta que ya es demasiado tarde. Y es que vuelve la enterada de la clase. Sí, ésa que parece gozar de patente de corso para hacer pasar como música un gruñidito por aquí, un relincho sampleado por allá, un cascabel perteneciente a una vetusta dinastía nibelunga o incluso el loop de una flatulencia. La enterada de la clase, aquella que era aborrecida en secreto por muchos (pero nadie osaba hacerlo público por temor al escarnio de la mayoría) y ensalzada por los profes, que por algo detentaban la ley, el orden y el uso –justificado o no- de la violencia.

Un buen día, la enterada de la clase queda varada en la cuneta. Una soleada mañana, de repente, descubren que ya nada tienen en común con ese ser que se erige imprescindible, que se desenvuelve siempre como el alma de la fiesta y cuya presencia causa tumultos, disturbios y heterogéneos éxtasis colectivos. Un día evidencian que la enterada de la clase es una duermeovejas que aburre hasta las piedras y que, más que pena, lo que produce es escozor en los oídos. Quizá sea un despertar a la edad adulta o el encuentro con la sensatez o la salida de la cueva.

Un día caen en la cuenta que ya no les incumbe el suplemento gafipasti del diario del viernes, que pasan entre escépticos y desganados las páginas satinadas de esa publicación tan moderna que siempre está a la última, que ya no se fían un pelo de lo que escribe el juntaletras de la sección promocionista antes conocida como crítica de discos y que ya no se ríen tanto con los catálogos gratuitos de los bares de copas.

Un día advierten que al trendy de la tienda de discos se le escapa una sonrisilla guasona en tanto procesa la tarjeta de crédito con la que han adquirido un CD ‘limited edition’ de esa banda experimental letona que a veces suena en Siglo XXI y que sólo conocen cuatro más en la ciudad, o se percatan de que en el escaparate de la tienda de discos se exhiben fielmente los mismos discos publicitados en su publicación mensual favorita.

Un día descubren que ya nada tienen que ver con la enterada de la clase y se liberan pensando que ya no tendrán que hacer ver que disfrutan con sus discos en ese afán de parecer cool. Y se dan cuenta de que les da tres leches no ser cool. Un día pasan de la new age modernilla y se centran en el tiro fijo.

Un día se hacen ustedes mayores y deciden que sea el telediario quien les aborregue.

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Bande à part

marzo 9, 2007

Lo importante es llegar, decía un slogan publicitario. Y bien cierto es. Ayer asistí a una proyección del film de Jean-Luc Godard «Bande à Part» (1964) y salí de la sala pensando que algo se ha perdido en el camino desde entonces hasta ahora, que ya no se hacen películas como antes, tan capaces de confabularse con el espectador.

Suena a tópico, pero París es y fue bella y vagamos por sus calles a bordo de un Simca descapotable en compañía de dos wannabe outsiders, Franz y Arthur, que tratan de convencer a la deliciosa estudiante Odile para robar al benefactor con el que vive. Entretanto, ambos se enamorarán de ella.

Durante hora y media asistí a una lección de poesía disfrazada de film noir a ritmo jazzy. Una historia de amor con una bala oculta y desempeñada por personajes en la frontera de lo ordinario y lo excepcional. Elementos que se mueven desde el suburbio hacia el centro para volver de nuevo a la periferia. La fotografía, el ruido de fondo de las calles parisinas, gente corriente que se asoma al objetivo, a la sala… y tres escenas inolvidables: los tres personajes en alocada carrera tratando de batir el record de atravesar el museo del Louvre; el minuto de silencio (que en realidad dura 36 segundos) y el baile en el bar. Una coreografía chico-chica-chico en la que tres personas están solas permaneciendo juntas. Y mientras bailan, la música se detiene sin previo aviso y quedamos a solas con el repiqueteo de los zapatos contra el suelo, el chasqueo de los dedos, las palmadas y la voz de Godard explicándonos qué es lo que nuestros tres outsiders piensan. Existen momentos en los que una película arrastra y el espectador pasa a formar parte de ella. Éste es uno de ellos.

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Ajenos a su tiempo

marzo 9, 2007

Ahí están de nuevo. Sin tiempo de llevar los atuendos al tinte porque se les reclama en sábados alternos a concentraciones de adhesión a la rebeldía civil. Efervescentes en sus marchas sobre las plazas capitalinas. Haciendo suyos modos e instrumentos tradicionalmente izquierdosos, y cuánto más se apoderan de ellos, más perseveran en ser llamados demócratas, como si el adjetivo tuviese la facultad de encubrir la evidencia. Ahí están, enseñando los dientes y alzándose en garantes de esa Constitución que no quisieron votar y que desdeñan en secreto. Acatando la legalidad –como buenos españoles- pero no la legitimidad.

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Ahí les tienen, siempre contra alguien porque de lo contrario no tendrían razón de ser. Adoctrinados desde las ondas y el grito de los exaltados a los que votaron y preocupándose sólo de lo suyo. Negando el derecho al aborto y pidiendo en sus oraciones por el regreso de la pena de muerte. A punto de volver a pasear por las calles de la capital, una vez más, su doble moral nacionalcatólica. Hambrientos de justicia, de su justicia y amparados por la benevolencia de su Dios. Ciegos de muerte y de odio. Gritando envalentonados, apoyando con su aliento hiriente a quienes les darán la espalda el día que regresen al poder.

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Secuaces de la pancarta que jamás utilizarán para manifestarse en contra de la precariedad laboral, el terrorismo empresarial, la desaparición del litoral causada por las constructoras, la idiotización del país a manos de la Pantoja, Farruquito y Lopera, el dame fútbol y llámame tonto, las comisiones bancarias y todas esas cosas que hacen de este país un lugar excepcional para los oportunistas que se dedican a marear con grandes peligros que amenazan la unidad y estabilidad patria para seguir mangoneando a una sociedad narcotizada. Ahí les tienen, como perros hambrientos en busca de carnaza. Ajenos a su tiempo. No se han ido. Nunca lo hicieron.